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A Propósito Del Encuentro En Tiwanaku

El Alba Campesina Latinoamericana

por Miguel Angel Nuñez
Caracas, Venezuela



Estatua de la civilizacion Tiwanaku.
Estatua de la civilazación Tiwanaku, Kalasasaya, Bolivia. Foto por Nic Paget-Clarke.

En el centro espiritual y político del pueblo originario Tiwanaku-Bolivia, de las civilizaciones tiwanakus y aymaras de nuestra América, se efectuó en el sagrado templo Kalasasaya, el programa Alo Presidente nro. 256, (28/05/06) con la presencia del primer presidente indígena de Bolivia, Evo Morales y el Presidente Hugo Chávez Frías. Además de los variados temas y acciones de integración abordados en el programa, se destacó la creación de una Federación Indo Andina; Andina; Bolivariana o Indo-Mestiza que tiene como propósito formar un bloque de repúblicas, donde se uniría la política, la economía, lo social -- incluyendo, por supuesto, lo cultural -- y lo militar entre nuestros pueblos hermanos.

Adicional a los nuevos tratados comerciales que vienen en camino con el Alba y el Tratado Comercial de los Pueblos (TCP), este plan de Confederación afianzaría más la unión de las repúblicas bolivarianas, con el sólido propósito de respaldar el nuevo modelo de integración latinoamericana.

El histórico acto de Tiwanaku ha de tener varios importantes significados inéditos en nuestras sociedades indo-mestizas. Por la naturaleza del mismo, su dimensión cosmobiológica, ha sido un acto político, cultural y religioso el cual aprecia y eleva la esencia de los valores religiosos y culturales de nuestros pueblos indígenas y su relación que por milenios han mantenido con la madre naturaleza. Por ejemplo se entendió que es imposible conciliar privatizar el agua por cuanto existe una milenaria historia de su uso, en la gestión del riego campesino andino, con una gran diversidad de tecnologías agrícolas, sistemas hidráulicos, organizaciones sociales y normas propias que merecen respeto y exigen un serio esfuerzo de comprensión. Tratar de legislar con el agua y para las comunidades requiere de una gran creatividad para acompañar a las comunidades en el fortalecimiento de su capacidad autogestionaria.

El agua esta asociada al mantenimiento y uso de nuestra flora; ésta tampoco se puede privatizar. Es la biodiversidad, existiendo su mayor concentración en la franja tropical, siendo codiciada por las transnacionales de los fármacos y la industria alimentaria transgénica. La biodiversidad también por milenios es parte de los valores originarios de nuestras agriculturas y sus distintos procesos de domesticación de plantas en nuestra diversa dieta tropical y para continuar ampliando los saberes ancestrales de la ciencia etnobotánica o biofarmacopea que han de provenir de nuestros indígenas. Estas relaciones productivas-sociales-culturales también tienen expresiones de intercambio en lo económico practicándose la justicia e igualdad, siendo soportados por reglas y normas adecuadas a las circunstancias locales y específicas. Como lo expresó el Presidente Morales “creemos que debemos estudiar y valorar estas y otras milenarias enseñanzas e incorporarlas al debate en la construcción de socialismo para el siglo XXI.”

La Hegemonía Globalizadora

El simbólico acto de Tinawaku nos llama a la reflexión, nos anuncia que vienen otros actos o acciones, referencias o propuestas de integración que nos invitan a superar los temores, las debilidades ideológicas y las atrasadas posiciones que asumimos frente a los titánicos esfuerzos que el Presidente Chávez hace por la justa integración de nuestros pueblos hermanos. Lo entendemos, por cuanto, del ilimitado potencial que nos representan los recursos naturales renovables y no renovables de Latinoamérica del trópico y subtrópico; sus dimensiones nos estimulan a conformar las distintas instancias de integración que sean necesarias para ejercer nuestra libertad en el resguardo y uso de nuestros recursos naturales.

Deseamos ser libres con la capacidad de valorar, conocer y poder negociar nuestros recursos frente al nuevo orden mundial de la hegemonía globalizadora que el gobierno de los Estados Unidos está promoviendo en la región. Por ejemplo el Plan Colombia y la apetencia por los tantos recursos de biodiversidad del Amazonas, incluimos el establecimiento progresivo de las bases militares norteamericanas en el Paraguay para la custodia y privatización del Acuífero Guaraní. El Plan Dignidad y la aparente erradicación de la coca en Bolivia; el Plan Puebla Panamá y los distintos procesos de privatización de los recursos naturales. El Plan energético y la insaciable búsqueda de hidrocarburos baratos. El Plan de Iniciativa Región Andina una extensión del Plan Colombia incluye aspectos militares. Los Planes y proyectos del Fondo Monetario; Banco Mundial; Banco Interamericano y Los tratados comerciales de los Alcas que después de haberse fragmentado, ahora son los Tratados Libre Comercio entre uno y dos países con EU. En fin toda esta trama de tratados, planes, programas y proyectos tejen un conglomerado de redes, acciones e interacciones diversas integrándose diversos objetivos y metas en lo económico, político, social y militar. En este complejo tejido, una acción militar es una actividad económica la cual lleva un fin político. También una acción política puede llevar a una acción económica justificándose la acción militar.

Independientemente de las combinaciones que podamos abordar en lo político, económico y militar, algo implícito que moviliza el entramado de redes de redes es la sigilosa y activa participación de las transnacionales y sus negocios en las guerras y la usurpación irracional de los inmensos recursos naturales. Son ellas responsables de la destrucción y robo de la biodiversidad; contaminación de suelos, ríos, el aire, la imparable deforestación; la fragmentación y migración hacia las ciudades; la merma en la calidad de vida; la letal dependencia; la pobreza y muerte; son entre otras, las agrias secuelas que los planes hegemónicos y el ejercicio transnacional nos pretenden dejar.

El Alba Campesina Latinoamericana

Lo ocurrido en Tinawaku se esperaba, se veía venir. Desde los movimientos sociales se ansiaba una manifestación de reconocimiento que hubiese dado la trascendencia que los Presidentes bolivarianos allí dieron a nuestros pueblos originarios. En numerosos documentos, declaraciones, manifiestos, propuestas alternativas que han cursado organizaciones indígenas y movimientos campesinos se aprecia la imperiosa necesidad de relanzar la unidad latinoamericana y caribeña. Esta es la esencia del Alba de sus acciones y principios rectores, orientados en construir consensos para repensar los acuerdos de integración en función de alcanzar un desarrollo sustentable nacional y regional que erradique la pobreza, corrija las desigualdades sociales y nos proporcione un enriquecimiento progresivo de nuestras condiciones de vida.

Los movimientos sociales deben abrazar las iniciativas del Alba. Cooperar con sus avances y desenvolvimientos. Igual el Alba, debe desplegar su devenir sobre lo que los movimientos sociales van indicando. En el accionar y la sabidurías de nuestros pueblos están las pistas, ideas, propuestas de las nuevas acciones libertarias que hemos de aprender.

No hay más tiempo que perder. Nuestras acciones de luchas deben partir por crear, quitarles y desplazar las agendas políticas y sus espacios que ese amplio frente hegemónico globalizador trata de establecer en nuestras localidades.

Los espacios agrícolas en el Alba de los pequeños productores y campesinos serían prioritarios y de inmediato accionar por cuanto además, que son los menos protegidos, los más excluidos y los más necesitamos, son nuestros genuinos espacios de resistencia que hemos de preservar y potenciar. Un Alba para nuestros campesinos latinoamericanos implicaría:

1) Impulsar y consolidar los mecanismos necesarios para la interacción con los pueblos; distintas organizaciones indígenas y campesinas.

2) Apoyar y defender as distintas reivindicaciones territoriales en particular la autodeterminación de los pueblos indígenas y el respeto por sus derechos humanos y recursos ambientales en prioridad, el agua y la biodiversidad.

3) Reconocer los saberes ancestrales orientados a nuevos criterios para abordar nuevas formas de organización social de la producción en defensa de sus conocimientos originarios, su valor intelectual y en la revaloración y reivindicación de nuestra amplia diversidad cultural.

4) Ayudarnos a establecer nuevos sistemas jurídicos en particular los que se derivan de la demarcación de los pueblos indígenas sobre la base de su biodiversidad y la relación con los derechos consuetudinarios y colectivos. Explícitos en el Capitulo VIII Artículos del Nro. 119 al 126 de la Constitución Bolivariana de la República de Venezuela y de la Ley Orgánica de los Pueblos y Comunidades Indígenas aprobada recientemente por el Gobierno Venezolano.

5) Gestar procesos originarios de participación de campesinos frente la lucha contra el latifundio y mega-proyectos que no se ajustan a la sociedad latinoamericana como por ejemplo: la soya oriental y sus graves implicaciones en la salud; el crucifijo supergasducto latino que presagia severos impactos ambientales y sociales a las comunidades indígenas; a los acuíferos y biodiversidad que plantean los Presidentes de Venezuela y Brasil llevar a cabo; son propuestas de desarrollo que debiesen someterse a referendos consultivos y valorar su pertinencia en las diferentes dimensiones que lo requiere.

6) Potenciar a las 16 millones de unidades de producción que se han mantenido por milenios con la aplicación de tecnologías apropiadas conjugando el uso de semillas campesinas, el manejo de suelo, la vegetación y el agua utilizados en la agricultura.

7) Coordinar diversas acciones dirigidas, particularmente a la restauración y manejo de las cuencas hidrográficas. Incluimos la biodiversidad y la agrobiodiversidad como bases materiales indispensables para la seguridad agroalimentaria territorial y productiva.

8) Fortalecer la unidad y colaboración mutua entre los indígenas y campesinos sobre la base de sus unidades de producción las cuales servirían como modelo o propuesta del conocimiento para el impulso de los desarrollos endógenos y así avanzar en la superación de la exclusión social.

9) Ayudar a conocer las específidades de cada región, microregión y sus zonas agroecológicas particulares, reconociendo los diferentes cultivos y ubicándolos en el espacio y tiempo, para potenciar nuevos mercados campesinos de cada localidad.

10) Impulsaría la necesaria, exigida y nueva formación académica científica ante el cúmulo de nuevos conocimientos que nos permitan tomar decisiones teniendo como sur las cosmovisiones de los pueblos originarios, indígenas y campesinos: las particularidades de sus territorios; las zonas agroecológicas de la localidad y de la vida misma.

El Alba se plantea alcanzar un desarrollo sustentable que armonice el crecimiento económico social y solidario para llegar a cumplir con las necesidades esenciales que nuestros pueblos nos han exigido. En consecuencia urge una propuesta que además de basarse en la solidaridad, en el respeto y amor por nuestras sociedades, contribuya en despertar la suma de sumas de conciencias que comienzan a expresarse en los nuevos liderazgos políticos, sociales y militares de nuestra región.

No hay duda, en la Latinoamérica de hoy las vanguardias revolucionarias se hacen infinitas, como son infinitos los horizontes de nuestras albas, las cuales nos indican los senderos libertarios en los nuevos amaneceres que percibimos y sentimos.

El Norte de nuestra brújula es la Cruz del Sur.


Published in In Motion Magazine October 8, 2006

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