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El Poder Y Los Consejos Comunales Rurales

por Miguel Angel Nuñez
Barinas, Venezuela


Miguel Angel Nuñez (tropical agriculture), IPIAT
Miguel Angel Nuñez en Barinas, Venezuela. Foto por Nic Paget-Clarke.

Todo poder esta ligado a un proceso de planificación. Nadie debiese accionar sin planificar. Estos procesos se consustancian con el ejercicio del poder. Obvio, el poder no es malo en sí, por el contrario todo pueblo y sociedad necesita ejercer el poder, el poder-servicio.
Uno de los objetivos fundamentales del proceso revolucionario venezolano es el de avanzar y consolidar la participación-poder de todos y cada uno, un poder que llegue efectivamente al proceso de formación del hombre nuevo y a la sociedad nueva como explícitamente lo establece nuestra CRBV.

En nuestro proceso revolucionario se han expresado diferentes formas de poder. Entre ellos tenemos el poder-dominación, que procura mantener y aumentar la dependencia de los demás para aumentar su propio poder.

En algunos sectores sensibles para la defensa del proceso revolucionario como es el agrícola la relación poder-dominación se ha mantenido en estos últimos siete años. Por ejemplo: La Misión Vuelvan Caras en especial su frente agrícola mantiene un excesivo e innecesario uso de agroquímicos o agrovenenos, lo cual además de alejarnos para superar el poder-dominación, no permite rearmar ideológicamente nuestras fuentes, para avanzar en los exigidos procesos de cambios por nuevos medios y modos de producción que nuestra agricultura nacional exige. Ello nos sigue ocasionando nuevas distorsiones, confusiones, chantajes y variadas medidas intervensionistas inutilizando y limitando los distintos procesos de evolución hacia alcanzar otro tipo de relación de poder, el cual procure eliminar toda esa dependencia para promover autonomía de los dependientes y que estos puedan tener cada vez más poder. Por ahora tenemos que en nuestra Gaceta Nro. ha oficializado el poder a una distribuidora de agroquímicos.

Las metodologías y el poder

Las formas de poder aplicadas a la planeación agrícola nacional también nos proporcionan diferentes tipos de metodologías. Entre ellas tenemos:

Planear para el pueblo: basada en el ejercicio del poder dominación en relación dominante-dominado, sujeto-sujeto. La planeación es autoritaria, verticalista, directiva e intervensionista. El plan es hecho por algunos pocos para que los otros lo ejecuten. Fruto de cúpulas. Las bases no tienen ninguna decisión. Por allí es que hemos oído los tan cacareados planes de siembra sobre la base de un modelo de dominación -y poder tecnológico donde la participación en las decisiones es nula y en la ejecución es impuesta. En esta metodología el plan es más importante que la planeación. Las cifras de inversión y rendimientos de lo que se va a producir, es lo que se resalta, se defiende radicalmente, sin valorar los diferentes procesos discriminatorios implícitos en dicha metodología. Más que elaborar un plan esta metodología lleva hacer una confusa programación; acompañado de un inusitado despilfarro de recursos; sin objetivos propios por cuanto la planeación agrícola como lo ha concebido la ciencia y tecnología, utiliza los mismos objetivos del mundo entero y sin mirar la realidad. Allí descansan los fracasados planes desarrollistas de siembras con o sin asesorías extranjeras.

Planear con el pueblo: se sustenta en el ejercicio del poder-al-servicio todavía en una relación dominante-dominado. Se da una participación controlada, el pueblo es escuchado, pero no decide. La participación del pueblo es representativa. Algunos entre el pueblo deciden en nombre de los demás. La planeación sigue siendo discriminatoria. El ejercicio del poder al servicio procura mantener la dependencia para mantener el poder. Ceder para no ceder. El objetivo es recuperar el poder inicial. Hay descentralización y no concentración. Esta metodología es reformista, paternalista e intervencionista. El sujeto sigue siendo dominado. Se negocian algunas cosas, se hacen consultas al pueblo se da una cogestión en aspectos secundarios y se práctica una libertad manipulada.

Planeación hecha por el pueblo. Esta metodología se basa en el ejercicio del poder-servicio, en una relación sujeto-sujeto. Los procesos de planificación son participativos, se usa el poder para aumentar el poder de los que están en la dependencia. Acá es donde sintetizamos el poder que los consejos comunales rurales han de tener cuando están irrumpiendo en la sociedad venezolana. Son en estos espacios, donde la soberanía agroalimentaria local va hacer elaborada en la co-creatividad; las decisiones se tienen que tomar en co-participación y los compromisos de acción se asumen en la corresponsabilidad. Nadie es objeto, todos son sujetos. Entre los participante hay una relación fraterna, solidaria, NO competitiva NI ambiciosa. Una relación que aflora una identidad común como lo es, el liberarnos del uso de insumos externos y de la dependencia de las transnacionales de los agroquímicos y transgenia.

La participación en los consejos comunales será de creciente participación-poder de nuestros campesinos y campesinas, productores y productores para que a través de esa práctica, sean el fermento de la misma participación-poder. Esta metodología es transformadora por cuanto además de fortalecer el poder de los dominados no tiene sólo programación y objetivos inventados, sino que se basa en un marco referencial de la realidad de nuestro pueblo, de nuestros productores y productoras. La representatividad es efectiva y legitima, no falseada.

En nuestro proceso revolucionario varios espacios productivos expresan los frutos de esta metódica participativa. Por ejemplo: El Plan Nacional Endógeno de Café y sus 700 productores hicieron posibles propuestas de políticas públicas hacia el sector café. Varios núcleos endógenos municipales de café se levantan en el oriente del país con la cogestion entre FEDECAVE y PDVSA. La reciente creación de la Organización de Productores y Trabajadores Agroecológicos de Timotes apoyados por Fundacite-Mérida; La Red de Aprendizaje en Agroecología que promueve dicha institución. El Consejo Ecuménico en Agroecologia que se está gestando en los paramos andinos para darle respuesta a las perdidas del suelo. El Programa Nacional de Café Agroecológico donde se debate un amplio proceso de concertación entre distintas instituciones públicas y privadas. Los tantos productores agroecológicos del occidente nacional apoyados por el IPIAT. Lo recogido por los Calendarios Productivos y nuestra base genética nacional. En fin distintas experiencias participativas se recogen entre variados sectores sociales y culturales son expresiones de evolución social hacia la construcción de un nuevo tipo de relaciones de poder. Espacios que han de fortalecerse y ampliarse con la dinámica que le van a imprimir la indetenible conformación de los Consejos Comunales que se gestan a lo largo y ancho de Venezuela.

No debemos permitir que se maniobren con los consejos comunales como parte del ejercicio del poder-dominación. Implicaría continuar desformando la realidad de la legitimidad revolucionaria y seguir innecesariamente negando lo que nuestro pueblo nos viene exigiendo desde hace siete años. TODO EL PODER PARA EL PUEBLO.

Published in In Motion Magazine April 5, 2006.

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